jueves, 7 de enero de 2010

Dos retratos


Retrato como Gandalf


Autorretrato con barba

(Fragmento)

Nací con las lluvias de agosto, bajo el signo del León. Fui educado en la escuela de la anemia, la lascivia y el silencio. Soy equilibrista y libre pensador, soñador profesional y anarquista de tendencia moderada herrero como mi padre y música como mis abuelos. ¿Soy un personaje de brocha gorda o un pincel de Van Gogh? No lo sé. Escribano de mis propias tentaciones, creo que el pecado es la condición natural del hombre. Bebedor de trago largo y conversado, prefiero la cálida embriaguez a la falsa sonrisa de los sobrios. Caballero de la Orden de la Garañona y del Tlachicol. Soy un dandy dueño de sus ojos y de su rumbo. Las luciérnagas de la vida anidan en mis canas, que son de ganas soberanas. Me tuteo con Dios y el lodo no me es ajeno. Marginal, solitario, estratega de la lentitud, disoluto, cínico, la imaginación sin horarios es la divisa en mi escudo de armas. No pido nada sino algunas monedas para escuchar en la sinfonola Amor perdido y Todavía no me muero.

No soporto el plástico ni los objetos desechables. Me gusta el tango y el amor a media luz. Las mujeres son la razón de mi existir. ¡Oh Flaco de Oro! Antes que llamarada de petate, soy una fiel presencia en las sombras. Mi sangre baila al ritmo que le tocan mis deseos. Soy jarrito de Metepec. Soy el hijo de mi madre doña Guty, señora de su casa y de su templo, y uno de los diecinueve hijos de mi padre don Melitón, herrero entre todos el primero. Soy lector del aire, coleccionista de granizo, fotógrafo de melancolías.

Soy un sueño que se mira en el espejo. Y lo mejor de mi vida, como decía Julio Torri, es que no tengo que halagar a nadie para ganar mi pan.

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