En el mes de marzo Anabel Sáiz Ripoll acerca a los lectores del mundo hispanohablante el rico mundo literario del mexicano Marco Aurelio Chavezmaya, un escritor que "busca la belleza en su arte" y que gracias a la estudiosa nos revela una a una las variadas facetas de su quehacer. (MGE)
“LA IMAGINACIÓN ES UNA ABEJA ENCERRADA EN EL PANAL DE MI CABEZA” (Aproximación a la obra de Marco Aurelio Chavezmaya)
“Leo en ti lo que soy
Y lo que me espera”
(“Letras sencillas de amor y desamor”)
“A María, una y mil veces”
Datos biográficos: Nunca me han gustado las definiciones
Este mes nos acercamos a la obra de Marco Aurelio Chavezmaya, un escritor mexicano, nacido el 7 de agosto de 1960 en Metepec.
Chavezmaya huye de las definiciones y encasillamientos, de ahí que, si se le pregunta que se defina a sí mismo como escritor, diga: “Es una pregunta difícil. La verdad es que nunca me han gustado las definiciones. Yo soy un escritor que busca la belleza en su arte. Belleza en el contendido y en la forma, es una manera de decir que busco la excelencia. Quiero escribir de la mejor manera posible. Me gusta la idea de conmover al lector con esa doble belleza. Quisiera trascender como escritor, dejar mi nombre inscrito en las letras mexicanas.”
Chavezmaya escribe poesía y prosa, aunque, en este estudio, nos centraremos preferentemente en su último libro, un magnífico volumen de poesía destinado a los niños. Para él la poesía es: “Soslayando mi afirmación de que no me gustan las definiciones, para mí la poesía es un arte entrañable, en el sentido de que me permite hablar de mis sentimientos de una manera muy frontal, sin recovecos. En otro aspecto, la poesía me da el espacio para el jugueteo verbal, eso es una cosa de experimentación con el lenguaje que no me da ni siquiera el cuento.”
No obstante, antes trataremos de centrar sus líneas biográficas. Cuando se le pregunta desde cuando escribe, responde de una manera sencilla y modesta: “Mis primeros intentos de escritura creativa datan de 1980. Mi primer cuento publicado es del 7 de noviembre de 1982.”
Estudio completo en Arena y Cal
martes, 1 de marzo de 2011
domingo, 31 de octubre de 2010
Presentan Árbol de la Vida, nota en El Porvenir
Andrés Acosta, Marco Aurelio Chavezmaya y Joaquín Díez-Canedo Foto: MGE
|
sábado, 30 de octubre de 2010
Los alfabetos del recuerdo
Los alfabetos del recuerdo
María García Esperón
En el árbol de la vida hay una casa que el abuelo le construyó al niño.
En ella el niño vive, sueña, observa… Inventa las grandes imágenes del mundo y oye cantar a su madre:
Pera con piloncillo
con piloncillo y canela
dulce para mi niño
para mi niño que espera
que espera un beso del árbol
del árbol dulce de pera.
De esperanza dulce se hacen las hojas de este árbol de la vida. Subidos en él, de él los huéspedes, en esa casa que construyó el abuelo, miramos cómo se nos hace la vida grande, el mundo grande, el futuro inmenso y es que… ¡estamos soñando en el sueño del poeta!
Tomados de la mano de sus letras nos convertimos en unos audaces de la memoria: trepando por ese tronco del árbol de la vida hemos llegado a nuestro origen, a nuestra infancia dulce de pera, donde hay un olor que
Es un olor a pan de naranja
a tierra mojada,
Esa, que vivimos en el árbol de la vida de nuestra infancia y que Marco Aurelio Chávez Maya ha pintado de palabras para que podamos deletrear los colores de la vida, para que podamos saborear los alfabetos del recuerdo, leer intactos los aromas y guardar en la boca el tiempo.
Todo resplandor, este Árbol de la vida, revela en su follaje riquísimo muchos secretos, denuncia concordancias íntimas, revela que la muerte más que muerte es una sed:
Dice mi abuelo
que la muerte
es la sed amable
de la tierra
que se bebe a los hombres
como a gotas de agua.
Nos recuerda nuestro apego a la vida, nuestra inacabable capacidad de nacimiento, los mil ojos y mil oídos, la sensibilidad toda piel de nuestro cuerpo de niños, nuestros asombrados abismos:
A veces pienso en cosas
que nunca he visto
y extraño una vida
que no he vivido.
Y me asusto.
Nos recuerda nuestro oro y nuestra gloria, nos devuelve nuestro tiempo entero, a nuestra madre toda, al abuelo con su lenguaje antiguo y sus manos de barro, a Adán y a Eva, a la inocencia de la hoja de parra, a la sabiduría de los puntos cardinales, a la realidad elemental de la tierra, del agua, del fuego y del aire… En el Árbol de la vida, hay una casa que el abuelo le construyó al niño y en ella, Marco Aurelio Chavezmaya, nos despierta a la mañana soleada y eterna de nuestra infancia.
Presentación de Árbol de la Vida en la Librería Rosario Castellanos
El 30 de octubre de 2010 fue presentado en la Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica el libro ganador del Premio Hispanoamericano de Poesía 2009, Árbol de la vida, de Marco Aurelio Chavezmaya.
Una función de cuentacuentos dirigida a los más pequeños dio a conocer por primera vez la profunda poesía que Marco Aurelio dedica a la infancia. El libro ilustrado por Manuel Monroy es un espléndido volumen que enriquece el mundo de la poesía para niños.
Marco Aurelio, entre su esposa Beatriz y su hijo Jonathan. A la derecha, Joaquín Díez Canedo, director del FCE. |
El escritor Andrés Acosta y yo fuimos invitados por Marco Aurelio para presentar este libro que ya consideramos muy nuestro. Se contó con la presencia siempre distinguida de Joaquín Díez-Canedo, Director del Fondo de Cultura Económica.
Un soleado día de octubre, un libro de sol y una reunión de amistad, infancia, poesía y horizontes de esperanza y creación. (MGE)Con Andrés Acosta, el exitoso autor de OLFATO y Agua en polvo |
Los niños disfrutaron los poemas de Marco Aurelio |
¡Talento por partida doble! |
Andrés Acosta, María García Esperón, Marco Aurelio Chavezmaya y Manuel Monroy dan la bienvenida a Árbol de la vida. |
Adultos y niños dialogaron con Marco Aurelio y con Manuel Monroy |
Un abrazo para dos grandes creadores. |
Celebrando Árbol de la vida |
viernes, 1 de octubre de 2010
Presentación de Árbol de la vida
El esperado libro de Marco Aurelio Chavezmaya, con el que se hizo merecedor del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2009, entregado por la Fundación para las Letras Mexicanas y el Fondo de Cultura Económica, será presentado el próximo 30 de octubre, a las 12 horas, en la Librería Rosario Castellanos. Como invitados especiales para festejar el nacimiento de este libro participarán los escritores Andrés Acosta y María García Esperón.
El espléndido volumen ha sido ilustrado por Manuel Monroy, lo que constituye un galardón más para la obra cálida y profunda, llena de raíces y de sueños, de nuestro poeta de Metepec, amigo entrañable y lujo de estas páginas donde hace un año nos dijo su niño eterno a propósito de haber obtenido el Premio que ahora es un libro:
MACH durante la entrega del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2009. |
El niño eterno no se la cree todavía. Ese niño que odiaba los nopales navegantes y escribía su nombre con sopa de letras, que cargaba su silencio y su anemia como un trofeo, que entraba a las cuevas del cerro de su pueblo a tocar las barbas del diablo, que se robaba los ciruelos amarillos del huerto vecino y se empachaba de capulines rojos, que jugaba trompo, balero y canicas, ese niño me mira con cierta desconfianza, con azoro, y desde el fondo del alma parece reclamarme un poco el haber revelado algo que sólo a nosotros, él y yo, concernía: la agridulce sustancia de la intimidad y la memoria. Pero claro que, por otra parte, el niño está feliz pues como a casi cualquier niño, a éste también le fascina salir al balcón y mirar la mañana y ver el desfile de la vida por la calle. ¿Qué quieres que te diga? El niño me sonríe, socarrón, desde el fondo del espejo.
jueves, 14 de enero de 2010
El Niño en su Casa del Árbol de la Vida en Asturias
Impacientes, algunos versos (con adivinanzas) de esta Casa del Árbol de la Vida volaron hasta Asturias, donde fueron recibidos por los niños de la clase de Rosa Serdio en el Colegio Público Elena Sánchez Tamargo de Pola de Laviana:
El Niño en su Casa del Árbol de la Vida
lunes, 11 de enero de 2010
México y Perú: una historia común
Plaza de Armas, Trujillo, Perú
Marco Aurelio Chavezmaya
Discurso pronunciado en el Salón Consistorial de la Municipalidad de Trujillo, Perú, el 15 de septiembre de 2000, con motivo de la celebración de la V Semana Cultural “México en Perú”, en homenaje al 190 aniversario de la Independencia de los Estados Unidos Mexicanos.
Para empezar voy a contarles un cuento: Después de crear el mundo Dios quedó agotado y sediento. Se bebió entonces un pulque muchachero que le cayó muy bien, pero la sed no desapareció. Así que le trajeron dos litros de chicha mellicera y también se los tomó. El pulque y la chicha tumbaron a Dios sobre el mundo que había creado. Al despertar, con un espantoso dolor de cabeza, todo a su alrededor le pareció feo. Decidió, pues, recrear el mundo. Puso manos a la obra. Trabajaba con las dos manos al mismo tiempo y de ellas salían montañas nevadas, ríos, cascadas, llanuras admirables, selvas llenas de vida, bosques misteriosos y cálidas playas. El nuevo paisaje resultó maravilloso y fue grato a los ojos de Dios. “¿Qué nombre le pondré a estas tierras?”, pensó. Enseguida escuchó su voz interior, sonrió y dijo: “¡Claro, se llamarán México y Perú!”.
Los peruanos y los mexicanos somos hijos del pulque y de la chicha, del tequila y del pisco; somos hijos de la historia. Del Popocatépetl al Huascarán, hay una corriente de sangre, un río de lava que nos une. Hemos sido paridos por la misma tierra americana y Palenque, Tihuanaco, Chichén Itzá, Nazca, Chan Chan, Tenochtitlán y Machu-Picchu, son vocablos diferentes para denominar el mismo espíritu ancestral de nuestros antepasados comunes. Porque yo sí creo en la verdad de un mismo origen, porque creo que en los inicios de la historia los pescadores de las costas guerrerenses y oaxaqueñas conocían también el caballito de totora, porque creo que el águila devorando la serpiente voló también por las llanuras del Perú.
México y Perú son dos espejos puestos frente a frente y ambos, sin importar la época, se reflejan y se reconocen. Así podemos afirmar que no hay en toda la América, que no hay en todo el mundo, dos países que tengan mayor derecho a llamarse hermanos que México y Perú. Desde la época precolombina nuestras particulares historias parecen haber sido escritas con la misma pluma y con la misma tinta ensangrentada, Si Cortés se llevó el oro de los aztecas, Pizarro hizo lo propio con el de los incas. Si Atahualpa fue apresado y sacrificado, a Cuauhtémoc le quemaron los pies y lo mataron. Tuvimos aquí y allá nuestra barbarie y nuestra inquisición y el único oro que los españoles nos dejaron fue el oro del idioma. En el fondo las cuentas de vidrio se las llevaron los españoles y nos legaron el tesoro del lenguaje para nombrarnos y entendernos. Y ese tesoro lo han abrillantado y enriquecido el Inca Garcilaso y Sor Juana, Ricardo Palma y Fernández de Lizardi; Santos Chocano y Amado Nervo, Mariátegui y Vasconcelos, Arguedas y Rulfo, Sabines y Vallejo.
Discurso salón consistorial, Trujillo
Las afinidades históricas y los paralelismos implican, lo sabemos todos, lo mismo el clima, que la cultura, la gastronomía que la política. Allá y acá padecimos el imperio prepotente de la corona española, pero asimismo acá y allá promovimos la emancipación y la independencia. Padecimos guerras intestinas, luchas fraticidas, desórdenes y dictaduras, y frente a todo esto procuramos la legalidad y las constituciones que nos permitieran la creación de mejores escenarios para vivir. México y Perú han sido víctimas de una catastrófica mezcla de imperialismo extranjero y corrupción interna. Pero aquí estamos, de pie, parados en el umbral del siglo XXI. Perú y México no somos proyectos de país. Somos realidades que se fraguan día tras día. Como pueblos hermanos compartimos raíces y recuerdos, sueños e ilusiones. Pero compartimos, sobre todo, la conciencia del presente. ¿Somos pueblos aún en desarrollo o países en vías de retroceso? ¿Somos pueblos al mismo tiempo, modernos y miserables? No lo sé. O tal vez sí lo sé, pero me duele reconocerlo.
Aunque también es verdad que hay pueblos abrumados por su historia y otros que la llevan a cuestas con honor y dignidad. Los pueblos peruano y mexicano pertenecen a éstos últimos. Para naciones como las nuestras, forjadas por el genio y la grandeza de nuestros mejores hombres y mujeres, el pasado no es, no puede ser, fuente de culpas sino de enseñanzas. El pasado existe, pues, para ilustrarnos. El futuro, en cambio, no existe. Sólo somos dueños del presente. ¿Cómo apreciar las lecciones del ayer ahora que somos contemporáneos de la intolerancia, de la globalización, del desastre ecológico, de las farsas políticas, de la bancarrota económica? La tradición y la modernidad no deben ser antagónicas, por el contrario, deben conformarse en unidad indisoluble para fortalecer nuestros procesos de desarrollo. Conocer la historia, apreciar la herencia del pasado, no representa nada si no añadimos a ello el compromiso de ser mejores ciudadanos peruanos y mexicanos, si no añadimos el compromiso de transformar la identidad en algo más tangible y más real.
Hermanarse es nutrirse de la misma sangre, pero no olvidemos que las palabras bonitas se las lleva el viento y solo las buenas acciones quedan. Como peruanos y mexicanos atrevámonos a ser hermanos, pero no hermanos como Caín y Abel. Atrevámonos a exigir gobiernos que conciban el ejercicio del poder como el privilegio de representar los intereses comunes. Atrevámonos a derramar nuestra sangre, pero la sangre de la cultura, del esfuerzo, de la cooperación, de la fraternidad.
Para el Perú sincero que nos da su mano franca, México ofrenda su estampa tricolor donde el águila paró. Decía José Martí que solo hay una cosa comparable al placer de hallar un amigo y es el dolor de perderlo. Los mexicanos no queremos perder a los peruanos, (trujillanos, limeños, huanchaqueros). Y puesto que en México no creemos en el amor de lejos, por eso estamos aquí, cerquita: corazón con corazón.
Anudemos de una manera tranquila y armoniosa nuestros nacionalismos. Somos la misma tierra. Me llamó Perú con “p” de patria, con “p” de pata, con “p” de pisco, con “p” de pasión, poder y pensamiento. Me llamo México con “m” de mano, manito, mar, maravilla y Metepec. Y si Dios a la gloria le cambió de nombre y le puso Perú, a México también le dijo la gloria eres tú.
Lectura Universidad Nacional, Trujillo
Como dijo el Benemérito: La historia nos juzgará. Así pues, atrevámonos a cumplir el papel que nos corresponde, el papel que merecemos. Por todo lo que hemos sido en el pasado, por todo lo que somos ahora, por todo lo que podemos ser en el futuro, atrevámonos a subir al escenario, atrevámonos a ser los mejores protagonistas, los mejores actores en el teatro de nuestro tiempo.
¡Que viva el Perú!
¡Que viva México!
domingo, 10 de enero de 2010
Un colibrí y un instante para María Wernicke
Suscribirse a:
Entradas (Atom)